En
la actualidad, pese a ser una realidad que afecta a diario a un sin número de
parejas, el concepto de separación posee una gran connotación negativa. Es un
proceso que busca evitarse a toda costa, sobre todo cuando de por medio existen
hijos en común, pero ¿qué tan desaconsejable es? ¿Se corre el riesgo de “acabar con la familia”?
La pareja es un sistema constituido por dos
personas que se organizan en función de coordinación, acuerdos e igualdad entre
los miembros, opuesto a lo que es la familia entendida como un sistema que se
conforma con la llegada del primer hijo y que da paso a la vez a que los
integrantes de la pareja asuman otros roles referentes a su paternidad y
maternidad. “El sistema de pareja no es
un subsistema del sistema familiar”.
Cuando
una pareja se separa, lo que acaba es justamente eso; la pareja. Es en este
punto donde muchas veces se confunden
los limites (“entre lo que es ser pareja
y lo que es ser familia”) dejar de ser pareja o esposo/a no implica dejar
de ser padre/madre y lamentablemente en el peor de los casos los niños se ven
involucrados en este difícil proceso. Frases como “tu papá/mamá nos dejó”, “nos traicionó”, “ya no nos quiere” no generan
más que coaliciones, triangulaciones y pautas relacionales dañinas para el
sistema familiar completo.
Es innegable lo complejo de la situación, porque el sistema familiar se
verá inmerso en una crisis, que puede ser vista desde en una perspectiva negativa o bien como una
oportunidad de cambio. Las consecuencias de esta crisis dependerán en
gran medida de la forma en que las partes la resuelvan. Es necesario tener en
consideración que seguirán siendo padres , pese a su separación deben velar por el bienestar y las necesidades de sus hijos, ya que éstos esperan de
sus padres la misma disponibilidad que cuando ellos se encontraban juntos.
Suena lógico y razonable, pero muchas veces en la acción no se generan oportuna
y reflexivamente estas distinciones.
Tener
una relación estrecha y estable con los hijos permite que la separación no sea
tan dolorosa para los niños/as, que no forman parte de la decisión inicial pero son
parte implicada en las consecuencias tanto favorables como desfavorables. Es necesario salvar la familia aun cuando se termine con “la pareja”.
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